Ojo con los ojos

Mira, Mariano: Yo soy un poco bruto de nacimiento (y con la edad cada día lo soy un poco más) y no entiendo muy bien eso de que aquí, en el Norte, lo que es blanco, sea negro en Constantinopla.

Esto es un blog antiZP y contigo no va nada (esto tómatelo como una declaración de principios), pero ya me xoderia un rato que por una Nacionalidad más o menos (o/y un CAC) rompamos las relaciones.

Desde luego no pienso pasarme al otro bando -a esos extremos no llegaré nunca- pero recuerdo que una vez, y por fastidiar (aforándole en el Parlamento Europeo), voté a Ruiz Mateos.

Y si esto es solo para Mariano, a mis queridos cabritillos de la Memoria les recuerdo que estas cosas se sabe como empiezan, pero no como acaban. Por mucho que a ZP le divierta el tema.

Lo que sí se sabe es lo que suele suceder, entre que empiezan y acaban, con estas "historias" de la Historia (que se dice está escrita para no repetir los mismos errores): ¡Que los hay que se cansan y luego responden, coño!. Y hoy tiene un "percance" un vendedor de periódicos, o uno que no saluda con el puño en alto, y al día siguiente el "percance" le toca (en riguroso turno) a uno que salía de la Casa del Pueblo.

Y esto es, también, cosa de la Memoria. De modo que ojito con estas cosas, que ultras -como los "ojos de buey" en los buques- los hay a babor y a estribor. Y en caso de vuelco, en un día de mar gruesa y si no están bien cerrados, por cualquiera de ellos puede entrar el agua a raudales.

Y el barco se hunde y la tripulación desaparece en el fondo del mar.

Y como hace un par de minutos escasos acabo de ver Olvidados, de Iñaki Arteta, me pide el cuerpo decirle a ZP que es un miserable por traficar, para sus ambiciones personales, con el dolor de las Víctimas. Que, como muy bien dicen, son las únicas que pueden perdonar.

O no.