sábado, 13 de mayo de 2006

A la segunda va la vencida

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Dos empresarios imputados en Terra Mítica proponen al PSOE implicar a Zaplana a cambio de dinero y beneficios procesales

Ya es la segunda vez (la primera la puedes ver pinchando sobre el logo de la Ser) que a Zaplana le pescan en un arrenuncio.

Ya veremos en qué acaba. Pero recuerdo que la primera fue manipulada ya que la cosa, realmente, fue así:

Exclusivas de la SER.
Desvelado un nuevo caso de tráfico de influencias en el PP…………

Según ha descubierto la redacción de la SER, se ha sabido que el portavoz del PP en el Congreso, Eduardo Zaplana, siendo niño, tuvo una profesora de clarinete que, en su lejana juventud, fue trapecista del Gran Circo Ruso donde conoció, en sus múltiples viajes, a un domador austro-húngaro, el cual habíase casado en primeras nupcias con la hija adoptiva de un apuesto Capitán de Húsares condecorado por su valor en la Gran Guerra por el Canciller Bismarck; esta hija adoptiva, después de su boda tuvo un penoso accidente al ser deglutida gran parte de su nalga izquierda por un león del circo que había sido capturado en el valle del Ngorongoro (río por donde cruzan los ñúes en su gran migración anual) por un noble escocés, poco antes de sorprender, en su propia choza, a su fianceé en actitud cuanto menos equívoca, con el séptimo hijo de un cacique bosquimano que , años antes, había sido expulsado de la Universidad de Oxford acusado de seducir al hijo menor de un Lord inglés. Este noble crapuloso, que igual iba a pelo que a pluma, dejó preñada posteriormente a una camarera del HIlton que, avergonzada, emigró a París, donde después de abandonar al fruto de su pecado en las escaleras del Convento de las Clarisas de Meautry, pasó a integrar el cuerpo de baile del Follies Bergere, siendo años más tarde pedida en matrimonio por un Maharajá Indio, que fue rechazado a causa de su incontenible halitosis. Este Maharajá, desesperado, se automutiló sus partes en su Rolls Royce, con la piadosa intención de ofrendarlas a la Diosa Brhamaputri, no muriendo, sin embargo, al ser atendido con presteza por un joven cirujano bohemio que, en aquel mismo instante, salía de un cinematógrafo de Montparnasse. Este médico, judío, huyó de Europa, salvando milagrosamente su vida, cuando los nazis invadieron su patria, escondido en un cajón que transportaba una gran lámpara-araña para la gran ópera de Manaos, en plena selva del Amazonas, que, por aquel entonces, ya había dejado pasar su época de esplendor. Una vez desencajonado, este médico se enamoró de la hermana pequeña del goalkeeper de la selección de Brasil, apodado “O goleiro maldito”, que habiendo sido responsabilizado de la humillante derrota en la final del mundial de 1950 en Maracaná, se escondió en una leprosería en el espesor de la selva. De esos amores nacieron dos hijos gemelos. Uno de ellos, enano acondroplásico, padeció las burlas de sus compañeros, de los que se vengaba seduciendo a sus madres, fascinadas por su incontenible lascivia. El otro hijo, de estatura normal pero de igual rijo que su hermano, se enamoró, en su pubertad, de la hija de un latifundista platanero, aunque en realidad era hija de Charlton Heston, quien, años antes, había estado rodando en la selva “Cuando ruge la marabunta”. Siguiendo a esta joven, que pretendía emular a su padre, viajó a Hollywood, donde, hallándose sin medios de fortuna, entró a trabajar de mayordomo en casa de Zeppo Marx, que después de ser expulsado de la troupe de sus hermanos, injustamente acusado de no tener ni puñetera gracia, se dedicó a la mecánica, patentando en 1940, la luz de frenado de los coches, obteniendo una descomunal fortuna. Poco después de la muerte de éste, recibió un telegrama de su hermano, el enano, que se hallaba, a la sazón, en España, formando parte del espectáculo cómico taurino, “El Bombero-Torero” pero que ya estaba aquejado de la enfermedad que le iba a llevar a la tumba. Ya en España, trabó amistad con la enfermera que atendía a su hermano; ésta era hija de un legionario condecorado en la Guerra Civil, al rescatar, con grave riesgo de su vida, el brazo incorrupto de Santa Teresa, al que una partida de anarquistas pretendía echar en el caldo, siendo recompensado, acabada la guerra y por deseo expreso del mismísimo Caudillo, con la concesión de un estanco en Bollullos del Condado ¿Qué sabe Eduardo Zaplana, de este flagrante caso de tráfico de influencias?
Alegrémonos que, por el momento, se emplee la manipulación. Con RuGALcabra en Interior lo raro es que no empleen la cal viva.

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