----- Original Message -----
From: Miguel
To: Draco
Sent: Monday, April 23, 2007 12:53 AM
Subject: Con mucho talante, eso sí.
Zapatero hace una "Ley de Reeducación para la Ciudadanía y Humanización de las Cárceles Españolas" (fiel a su estilo, vaya). Cual paladín del progresismo, decide ir de incógnito a una prisión para testar "in situ" como se aplican sus ideas revolucionarias para el nuevo orden de felicidad perpetua.
Así pues, se disfraza de tal manera que no lo reconoce ni Pepiño (aunque éste es tonto; eso no vale…).
Con su personalidad e imagen de "Funcionario de Reeducación Ciudadana" (carcelero), se presenta el primer día en el correspondiente "Centro de Reeducación Ciudadana" (cárcel) para empezar a trabajar, y se entrevista con el "Coordinador de Reeducación Ciudadana" (Director):
- En este módulo hay individuos realmente duros; ¿cree que podrá manejarlos?, le pregunta el Director.
- Pues claro; y si no, que se vayan… le responde Zapatero.
Zapatero decide enviar a Rubalcaba y a Pepiño a entrevistarse con el pueblo Saharaui, en la confianza de que sus malas artes apacigüen los ánimos del Frente Polisario, que se la tiene jurada tras haberlos vendido a Marruecos.
Se presentan en el campamento-base de sus dirigentes, pero éstos no se dejan embaucar y los hacen prisioneros.
Tras una seria deliberación, y ante las insistentes súplicas de los dos embusteros, deciden liberarlos. Les dan una bolsa con alimentos y los sueltan. Rubalcaba y Pepiño emprenden el camino de regreso, pero se pierden y vagan por el desierto. Al tercer día ya no les queda más comida que un quesito, pero claro, si lo repartiesen entre los dos, no les iba a tocar para nada, así que deciden echar a suertes a ver quien se lo come. Pepiño esconde las manos tras la espalda y luego saca los puños cerrados. - Venga, si adivinas donde está, te lo comes tú. - Pues... ¡está en la mano del quesito!, le responde Rubalcaba. - Joder, tío… ¡qué suerte tienes!, balbucea Pepiño.
Pepiño en su juventud estaba enamorado de una linda muchachita, pero no sabía como llegar hasta ella. Harto de autosatisfacerse, triste el sexo solitario de larga duración (se quejaba), siempre estaba pensando como podría "trasconejar" a la linda muchachita.
Así pues, un día se le ocurrió una idea. Iba ahorrar suficiente dinero como para comprar el mejor caballo, y entonces lo pintaría de verde. Saldría con él a la calle, y la gente diría "¡Oh, que bonito caballo verde!". Pero él no haría caso y se iría hasta la casa en que vivía la linda muchachita, y se pondría a pasear con su caballo verde bajo su ventana. Entonces la linda muchachita se asomaría y diría "¡Oh, qué bonito caballo verde!". Y entonces él la invitaría a dar una vuelta, montada sobre su bonito caballo verde, y como el que no quiere la cosa, la llevaría hasta el río y allí le propondría tomarse un descanso entre los arbolillos. Y entonces se la "trasquilaría"…
Así que Pepiño se puso a trabajar muy duro, hasta que al cabo de varios meses consiguió tener el dinero necesario para comprarse un caballo precioso. Estaba muy contento pensando que se iba a f* a la linda muchachita, mientras pintaba a su bonito caballo de verde, y al acabar lo sacó a la calle. La gente al verle pasar decía "¡Oh, qué bonito caballo verde!", pero él no hacía caso, y se dirigía a la casa donde vivía la linda muchachita, y al llegar se puso a pasearlo por debajo de la ventana de su amada.
Al cabo de un rato, la linda muchachita se asomó y le vio, y dijo "¡Oh, qué bonito caballo verde!".
Pero Pepiño se quedó dudando por un momento como seguir, y le dijo a la linda muchachita: "¿Qué, f*llamos…?".
(en este espacio venía uno de la Calvo, pero lo he eliminado ya que la realidad supera a la ficción) Patxi López, el jefazo sociata del País Vasco, acude a la consulta de un psicólogo.
- Hola buenas.
- Buenas, usted dirá.
- Pues mire, verá, soy socialista pero no acabo de sentirme completamente realizado, me falta un no se qué…y querría poder solucionarlo...
- Intuyo que lo que usted puede desear es ser… ¿cómo más nacionalista…?
- ¡Sí, sí, eso es...!
-... Bueno, pues mire, hay una operación que puede solucionar eso, pero le advierto que es muy peligrosa porque hay que quitarle un trozo de cerebro...
- Oiga, a mi no me importa, yo por ser “como más nacionalista” lo que sea, oiga...
- Muy bien, entonces le remitiré a un neurocirujano...
Total, que le hacen la operación y al cabo de una semana Patxi López vuelve.
- Buenas...
- Buenas, ¿qué tal se encuentra ahora?
- Oiga, pues muy bien, oye pues, que esta mañana he cortado una docena de troncos, y he remado durante 20 kilómetros en una trainera, pero…es que oye, pues que no me siento “como más nacionalista” todavía, tú...
- Ps... Hum... se puede hacer una segunda operación y quitarle un poco más, pero le advierto que es más peligrosa que la anterior, ¿seguro que quiere hacerla?...
- Si oye pues... yo por ser “como más nacionalista” lo que sea, oye...
Le hacen la siguiente operación y al cabo de una semana Patxi López regresa a la consulta con una txapela en la cabeza...
- Hola, ¿qué tal está ahora...?
- Cojonudamente oye, esta mañana he levantado 2 docenas de piedras de 200 kilos, y he cortado 204 troncos, oye pues, pero...
- ¡Pero qué...!
- Pero que hay algo dentro de mi que todavía no es “como más nacionalista”, tú... y yo lo quiero ser, pues...
- Uffff… pues hay una última operación que se puede realizar, pero le recalco que es la última, y además puede ser peligrosísima por sus efectos secundarios, ya que le quitamos la mitad del cerebro que aún le queda...
- Oye, yo por ser “como más nacionalista”, los sacrificios que sean necesarios, oye, pues...
Le hacen la última operación, y al cabo de una semana, entra Patxi López en la consulta con una barretina y una butifarra y dice:
-
¡ Hòstia tu, nen ! ¿Aquesta vegada t´has passat una mica, no…?