martes, 18 de diciembre de 2007

Tirando de Hemeroteca

En el año 1.994 se publicaba en El Mundo, y con motivo de su 5º Aniversario, el artículo que copio integro al final (no hay enlaces al mismo de esa época) para que se pueda comparar con lo que se publica en la actualidad.
Hago especial hincapíe a su frase final: El cambio ha de ser radical o, simplemente, nos encontraremos con la misma milonga aunque, eso sí, con distinta melodía.
Una vez leído uno y otro, me gustaría saber que clase de "Democracia" tenenos, "cuanto" hemos avanzado en su desarrollo, y que es eso de la "Unidad de los Demócratas" que, a mí, tanta gracia me hace.




LA OCUPACIÓN DE LAS INSTITUCIONES

por Juan Carlos Escudier
El PSOE, en sus sucesivas mayorías absolutas, extendió sus tentáculos hasta lograr un Ejecutivo omnímodo que casi anuló los otros poderes del Estado y que se adueñó de la mayoría de las instituciones y grupos sociales.

¿Es legítimo que un partido político aspire a perpetuarse en el poder? ¿Es admisible para conseguir este fin invadirlas instituciones con una infantería de militantes, capaces de lo que sea para ganar los favores del "aparato" que los ha designado? ¿Es posible que una democracia pueda sobrevivir sin la crítica de una sociedad civil adormecida, domesticada en sus adentros por instrumentos del propio Poder arbitrario al que debía oponerse?

En los últimos años del Gobierno socialista —con más intensidad en la etapa de mayorías absolutas— los interrogantes acabaron por convertirse en afirmaciones. Los controles al Ejecutivo fueron cercenados. Administraciones públicas, instancias Judiciales, entidades financieras, medios de comunicación, movimientos sociales y organizaciones benéficas fueron sometidas a un mismo yugo. Nada escapaba a una visión casi orweliana de la realidad, según la cual mayoría absoluta equivalía a control absoluto.

En marzo de 1992, coincidiendo con el debate sobre el Estado de la Nación. EL MUNDO publico un informe sobre los tentáculos del PSOE. El documento analizaba las injerencias del Ejecutivo en el resto de poderes del Estado y en las distintas parcelas de la sociedad española. La conclusión era la siguiente: al frente de las principales instituciones se hallaban situados militantes socializas o afines al partido. El PSOE tenía también la mayoría en sus órganos de gobierno. Aunque pudiera parecer una paradoja, varios años después de la muerte del dictador, todo estaba por fin atado v bien atado.

El proceso de ocupación se realizó gradualmente desde una indiscutida mayoría parlamentaria. Primero fueron los principales órganos de la Judicatura —Consejo General del Poder Judicial, Tribunales Superiores de Justicia, Tribunal Supremo y Fiscal General—, luego los resortes del poder económico -banca pública, consejos de administración de los bancos—. Simultáneamente, los socialistas pusieron bajo su órbita una pléyade de medios de comunicación, y tomaron las riendas do los principales movimientos asociativos, a los que regaron de subvenciones.

Movimientos sociales

En 1992, el PSOE aseguraba que un 30 por ciento de su militancia —90.000 personas— estaban adscritas a movimientos sociales. De este colectivo, cerca de 6.100 eran cuadros medios, y, de ellos, más de la mitad se encuadraban en asociaciones vecinales, organizaciones vinculadas al área de salud y entidades educativas. El objetivo para este año era conseguir que 180.000 afiliados participaran en este tipo de movimientos.

El "bloqueo" institucional que el país ha padecido durante dos años no fue sino fruto de la pérdida de la hegemonía parlamentaria. El cambalache entre partidos -en el que activamente participó el Partido Popular para conseguir algunos puestos para sus acólitos— trasladó el juego de mayorías y minorías a las instituciones. La degradación era tal que los portavoces parlamentarios del PSOE y del PP podían pactar ante un café con leche el nombre del presidente del Consejo General del Poder Judicial que al día siguiente elegirían en votación secreta los vocales del máximo órgano de la Judicatura. La inestabilidad parlamentaria ha cambiado las cosas, pero con resultados nefastos: ante la falta de acuerdo, los sillones quedan vacantes semanas, meses e incluso hasta años.

El espíritu de este sentido patrimonialista del poder lo había dejado claro Alfonso Guerra, el número dos del partido socialista, en una declaración pública a propósito de la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el aborto: "Si el fallo del Constitucional sobre el aborto nos es desfavorable habrá que poner en marcha la máquina de hacer indultos. Las leves no pueden permanecer paradas por doce perdonas que, además, no han sido elegidas por las urnas".

Las palabras de Guerra aclaraban dos cosas: la primera, que el Gobierno y, por tanto el PSOE, no admitían peros a sus decisiones; la segunda, que los miembros del Constitucional -el teórico arbitro de las disputas— eran también fruto del reparto y que una decisión contraria implicaría una selección mas rigurosa en posteriores componendas.

Y es que, cuando uno de los méritos para formar parte de las Instituciones es poseer el carnet del partido, se esperan resultados inmediatos. Este ha sido el caso de resoluciones como las del Tribunal de Cuentas sobre la financiación del PSOE, en el que la mayoría socialista no encontró nada irregular en los años en los que Filesa se hacía cargo de las facturas del partido.

Control indirecto

El control sobre los medios de comunicación, que en una primera etapa no se hizo necesario por el idilio que muchos de ellos vivieron con la generación de la pana que ascendió al poder en 1982, fue luego un objetivo prioritario. Del dominio absoluto de RTVE, se pasó al control indirecto de radios privadas mediante discutidas concesiones, al acallamiento de voluntades críticas y a la alianza de grandes grupos, que se veían una y otra vez favorecidos por el dedo de la Moncloa.

Finalmente, lo que parecía aún más difícil, que los socialistas comulgaran con la clase financiera y empresarial del país, se hizo también realidad. Los sucesivos ministros de Economía se encontraron como pez en el agua en si imperio de banqueros, millonarios, y especuladores.

Ellos mismos se integraron en una subcasta de privilegiados —la "beautiful people"— que movía los hilos del dinero y, tal vez, contagiados por ello, no se ruborizaban en proclamar que España era el país en que uno se podía hacer rico en menos tiempo.

Buscando interlocutores con el Poder, los bancos sentaron en sus consejos de administración a militantes socialistas, esperando mejorar las condiciones de sus fusiones, aumentar sus exenciones fiscales o gestionar las multimillonarias líneas de crédito a la exportación concedidas por el Gobierno.

Hoy, arrumbados totems como el del ex gobernador del Banco de España, Mariano Rubio, todos reniegan de esta alianza inconfesable.

A medida que el poder socialista se diluye, el pulpo entreabre sus tentáculos. Los políticos han empezado ya a hablar de regeneración. El cambio ha de ser radical o, simplemente, nos encontraremos con la misma milonga aunque, eso sí, con distinta melodía.

¿Justicia?

¿Quién pronunció tal palabra?:

Mientras esté ZETA ZETA
zurrándonos la badana,
las leyes, amigo mío,
quedan todas confiscadas,
y si por casualidad,
alguien comete un delito,
"a según" quien lo cometa,
-cómo habrá que demostrarlo-,
pues, qué quieres que te diga:
si es afín a nuestras tesis,
… "pito, pito gorgorito".

Si quién delinque, no obstante
tira un poco a la derecha,
se le prende, se le humilla,
se da la falta por hecha
y se le mete una multa,
-para corregir la falta-,
aunque no se lo merezca
y además, se me olvidaba,
se le quita, por supuesto,
la presunción de inocencia.

¡Pues buenos son estos cafres!,
se pasan la independencia
de los poderes del pueblo
por allí, donde las piernas,
triunfan con los genitales
estén cerradas o abiertas.

5 comentarios:

Súmmum dijo...

Por un lado este gobierno es menos chorizo que el felipista, pero por otro es más irresponsable que aquél en cuestiones trascendentales. En otras cosas parece que hayamos vuelto a aquella época.

Draco dijo...

Que conozcamos, lo choriZean de otra manera.

Pero creo que, con el tiempo que llevamos hablando de Democracia, estamos mucho peor: El no haber avanzado nada en entender lo que significa, ya es un retorceso.

Hartos de ZPorky dijo...

¿Democracia?. ¿Qué democracia?.

Javier dijo...

¿Justicia?

¿Quién pronunció tal palabra?:

Mientras esté ZETA ZETA
zurrándonos la badana,
las leyes, amigo mío,
quedan todas confiscadas,
y si por casualidad,
alguien comete un delito,
“a según” quien lo cometa,
-cómo habrá que demostrarlo-,
pues, qué quieres que te diga:
si es afín a nuestras tesis,
… “pito, pito gorgorito”.

Si quién delinque, no obstante
tira un poco a la derecha,
se le prende, se le humilla,
se da la falta por hecha
y se le mete una multa,
-para corregir la falta-,
aunque no se lo merezca
y además, se me olvidaba,
se le quita, por supuesto,
la presunción de inocencia.

¡Pues buenos son estos cafres!,
se pasan la independencia
de los poderes del pueblo
por allí, donde las piernas,
triunfan con los genitales
estén cerradas o abiertas.


Un abrazo y… espero no haber dicho nada sobre los jueces. ¡Cuidado!, no en vano son el sostén del estado democrático de derecho.

Draco dijo...

Se dice ¿la cuala? :D