Pues efectivamente así es la cosa.
Lo que no se dice es que para la inauguración de esas obras se suele realizar algún acto donde a las autoridades, y fuerzas vivas en su caso, se les sirven unos pinchos, unos vinitos, y se les obsequia con algún tipo de regalo (un libro, o unas anchoas, por poner algún ejemplo).
Y que muchas veces es el propia alcalde el que se encarga de "hacer la compra" -provechando que tiene que ir a la capital para alguna gestión municipal- de un jamón, unas piezas de chorizo y/o salchichón, y una docena de cajas de Ribera del Duero. Compra que hace en un establecimiento especialidado en vinos y embutidos. Y que siempre pide "lo mejor". Que coño, ¡un día es un día y hay que quedar bien!.
Y que cuando pregunta si le pueden hacer la factura por el importe total (no desglosada por productos), y le dicen que sí, solicita que le pongan un jamón, y una caja de vino, aparte.
Caso que conozco porque soy cliente del establecimiento en cuestión.
¡Que pena de alcaldes! Si fuesen un poco más ambiciosos podrían estar en la ONU. Allí no se conforman con un jamón y una botellas de vino, se roba a lo grande.
Y si no que se lo pregunten a Kakoffi, al hijo de Kakofi, y a los hijos de kakofis que hay por allí enchufados.
En Santander capital, te regalan un libro si te casas por lo civil (las anchoas te las tienes que comprar tú).
Yo lo tengo porque me lo dió un banco al domiciliar los recibos de la luz y el teléfono.
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