sábado, 10 de abril de 2010

La cortina rasgada

CADA VEZ que en nuestra sociedad se dan varias situaciones polémicas a la vez hablamos de cortinas de humo. De manera ficticia se abre un debate para distraer nuestra atención. Es algo que a todos hemos hecho alguna vez en nuestra vida, desde entretener al niño con el pajarito para que coma, hasta el regalo de los diamantes a la legítima para que no se fije en la infidelidad.
Nuestros políticos saben mucho de cortinas de humo. La cuestión es saber dónde está la cortina de humo y dónde lo que no quieren que veamos. Hoy se cree que la nueva
Ley de Salud Sexual y Reproductiva y de la Interrupción Voluntaria del Embarazo (la nueva ley del aborto), es una cortina de humo para disimular la crisis económica. Vamos a analizarlo.
Hace tiempo, nuestro presidente del Gobierno hizo una declaración a la que no se dio mucha importancia. Dijo que él tenía un proyecto muy claro y que lo iba a llevar a cabo como fuera. Es éste un proyecto ideológico que está introduciendo en nuestra sociedad la ideología de género y que lo está haciendo como sea, a espaldas de la sociedad, incluso a espaldas de su propio partido, que cierra filas disciplinadamente, porque el poder es el poder, (¿Se acuerdan de aquello de que quien se mueva no sale en la foto?), pero que en muchos casos no está de acuerdo con él. A esto está dirigiendo todas sus energías y lo está llevando a cabo con una eficacia extraordinaria.
Por la educación, por la cultura, se cambian las sociedades. Se eliminan las humanidades de la enseñanza. ¿Para qué sirven el latín, la historia, la filosofía, en una sociedad tecnificada como la nuestra? Hay que aprender cosas que sean útiles. Y se eliminan aquellas asignaturas que nos enseñan quiénes somos y de dónde venimos y que nos dan la posibilidad de pensar por nosotros mismos. El Estado va a pensar por nosotros. Y se crea Educación para la Ciudadanía.
Nos dicen que no van a parar en la ampliación de derechos, como si los derechos fueran algo que un estado puede conceder. Los derechos no se conceden, se reconocen.
Los derechos son algo intrínseco, que nadie puede aumentar o disminuir. El ser humano tiene derecho a la vida desde su concepción, aunque no se le reconozca.
Para ampliar estos derechos, sacan la ley de matrimonio homosexual y la del divorcio exprés. En ningún otro país se puede uno divorciar tan fácil ni tan rápida mente y de forma unilateral. Es el ahí te quedas reconocido por ley. Se introduce el término, aceptado por todos, de familia tradicional, intentando anular el verdadero sentido de familia y de matrimonio: la unión entre un hombre y una mujer, en cuyo seno nacerán unos hijos, que son el bien social que todas las legislaciones tienden a proteger. Porque las leyes no regulan los sentimientos, sino aquello que afecta al bien común. Las sociedades regulan el matrimonio porque proporcionan a la sociedad nuevos miembros, y por este motivo las familias deben ser objeto de protección. En la familia se cría y se educa a los hijos, y es el ámbito donde esto se logra de la manera mejor, y donde sabemos que somos queridos por nosotros mismos. Es además la institución asistencial más eficaz que pueda darse. Sin la familia, sería imposible salir de ninguna clase de crisis.
Ahora el aborto se convierte en un derecho de la mujer, por encima del derecho del nuevo ser humano a la vida, primer derecho que todos tenemos y que si se nos anula, se nos priva de todos los demás. Si a mí se me priva del derecho a la educación, puedo seguir viviendo, pero si se me quita la vida no podré tener derecho a nada más. Esta ley, que garantiza que la que quiera pueda abortar, es decir, que se hará cargo la Seguridad Social, no prevé ninguna ayuda para la mujer que quiera continuar con su embarazo. La que quiera tener el bebé, que se lo pague. Se anula la maternidad. La paternidad ya está desde luego abolida. La mujer queda sola y desprotegida, en la ley más machista que se haya podido sacar a la luz. Y en la primera mitad se articula la manera en que en TODOS los colegios, sin diferencias por comunidades autónomas, se les va a impartir a nuestros hijos una educación sexual desde la ideología de género, metiéndose, una vez más, en una parcela exclusiva de los padres: la educación moral de nuestros hijos. Y nuestros estudiantes de medicina se verán obligados a aprender cómo se practica un aborto, y los profesores de medicina estarán obligados a enseñarlo. A pesar del juramento hipocrático, que no es sólo una bonita tradición, sino una auténtica declaración de principios, y que expresamente dice que no se hará nada para practicar un aborto. ¿Y el médico que quiera objetar? Marginado de la medicina pública. Y la anticoncepción también convertida en un derecho. Se declara el derecho a «tener una vida sexual segura, la libertad de tener hijos y de decidir cuándo tenerlos». Es decir, el derecho a la actividad sexual, pero con derecho a que no tenga consecuencias en forma de hijo. Y sin posibilidad de discriminación por razones de edad ¿Dónde queda la patria potestad?
Se reconoce El derecho a la maternidad libremente decidida, pero referido a no ser madre, pues de otra manera se desarrollarían formas de ayuda y apoyo a una maternidad en circunstancias difíciles.
¿De verdad creemos que esto es una cortina de humo para que no pensemos en la crisis? Hay países que ya están saliendo de ella ¿Por qué no se les imita? ¿No será la crisis la auténtica cortina de humo para que no veamos el cambio de modelo de sociedad? Rasguemos la cortina. Y abramos los ojos. Estoy segura de que muy pocos en España queremos una sociedad que se nos viene si no nos defendemos.
Iliana Casanueva
El Mundo-Cantabria
Como el artículo me ha gustado y no lo puedo enlazar, lo reproduzco sin autorización de la autora. Si esto la molestase, teniendo en cuenta que es familia de un buen amigo, la pediré disculpas personalmente.

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