Como estaba previsto

en el nuevo año la cosa sigue la marcha prevista, ósea, empeorando.

No solo porque Cataluña abra hoy su Agencia Tributaria -que recordemos emana de un Estatuto que está pendiente de sentencia de constitucionalidad por el Tribunal Constitucional- si no porque el Chuletari reitera que los vascos (y las vascas, que no se nos olvide) decidirán en 2008 su futuro en la consulta popular.

Y por si no hubiera suficientes desgracias en este país, aparece el Cabezón de la Bética y promete el pleno desempleo.

No digo que este año vaya a ser complicado para la Democracia (que no existe desde que está pactado eliminar de la vida política a media España, caso insólito en una Democracia), va a ser decisivo para la existencia misma del Estado de Derecho.

He dicho, por activa y por pasiva, que no se puede estar a expensas del color político de los jueces, de modo que ya veremos como se arreglan los hechos consumados si el Estatuto se declara inconstitucional atendiendo solo a preceptos legales y no a presiones del Gobierno. Malo lo uno, peor lo otro.

Y si, como decimos algunos, sería obligado (y se hace) suspender la autonomía del País Vasco.

Lo dicho: Que la cosa tiene difícil solución y vamos a poder comprobar como funcionan esas Instituciones que los políticos quieren que respetemos.

De Chaves no me preocupo, lo suyo caerá por su propio peso (reubicar los votos puede que le funcione, pero no crea empleo).

Cataluña ya nos dice que como tiene dinero nos podrá dar los domingos la paga correspondiente si demostramos ser buenos. ¡Gracias, mamá!, le diremos, gracias por ser solidaria aunque no lo merecemos. Y lo mismo el Lehendakari, que nunca quiso ser menos, tirará, ¡qué duda cabe!, por la calle más movida que suele ser la de en medio: Amigas todas y amigos, vascongadas y vascuerzos: ¡muera España!, todos juntos muy bien alto lo diremos que mientras España viva nosotros no viviremos, somos entes escogidos por los Ángeles del cielo y no queremos tratarnos con los pueblos bananeros. Cataluña, por si acaso, hace cuentas, y por eso, aunque quiere irse de copas sin nuestro acompañamiento, suma y sigue comparando si gana o pierde con esto no vaya a pagar el pato por un estatuto frágil de resultados que pueden ser dudosos y funestos. ¡Ay España!, esto te pasa por andar con miramientos. En vez de aplicar las leyes con justicia y fundamento dejas que cuatro mindundis te sigan tomando el pelo.