Acojona comprobar que todo un Tribunal Constitucional tenga que estar más pendiente de la proporción ideológica de sus Jueces para decidir si un Estatuto es legal, o es ilegal, que de lo que diga la propia Ley.
Pero que se puedan vulnerar preceptos constitucionales por preguntar a los padres en que lengua quieren educar a sus hijos, es como para salir corriendo del país.El primero de los casos es impresionante, el segundo indecente.Con estos Jueces/Juezas, y con estos políticos, no llegaremos jamás a ningún sitio. A ningún sitio decente.
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