domingo, 9 de mayo de 2010

Y el que no pueda que se jod*

El alcalde de Atenas habrá dicho que si la Morsa puede comer en el Gaig (ver vídeo), él, con los 9.000 millones que vamos a regalar a su país para que salga de la miseria, bien se puede permitir una alegría a base de langosta.
Y es que con el estómago lleno se piensa mejor. Además las langostas son muy sufridas: Con tal de ayudar se prestan a lo que haga falta.
(Las lentejas también son bastante sufridillas, pero nadie se marca una alegría a base de lentejas y no es cosa de dar ejemplo)
Por cierto, me gustaría saber donde, y qué, comieron ese día nuestros sinvergüenzas patrios.

Yo, en mi casa, como casi siempre.
Y cuando lo hago fuera, porque me lo puedo permitir y me sale de los cojon*s, lo pago con mi dinero.

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