Efectivamente, sigue igual de mamapitos que cuando estaba de culo silente en el Congreso. En lo único que ha cambiado es que antes presentaba algunas dudas, ahora ya las ha disipado.
Entiendo perfectamente que esto le moleste al rojerío, pero me tendrán que reconocer que son muchísimo mejores que las que me remitían -sin que yo se las pidiese- sobre Aznar.
¡Ahora me toca a mi!
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