| La caída de las hojas en otoño suena, como el silencio, a despedida, y mientras esto pasa digo:¡coño!, España se silencia en su caída.
¡España!, ¡España!, ¡España!, árbol movido como el nogal vascuence, sin medida, para que el fruto sea recogido por quienes propiciaron la movida.
Zarandeada fuiste en el pasado, sin causa ni motivo, por tus hijos, y a pesar de los palos que te han dado sigues bebiendo en odres y botijos.
Por más que algunos quieran darle tierra no hay sudario bastante ni txapela con que vestir al muerto en esta guerra, que el muerto está muy vivo y se la pela.
Y… al igual que a las nueces se las cruje para sacarles todo el alimento
no es malo que al mangante se le estruje hasta lograr que diga: lo lamento.
Uncida al yugo terrorista España, humillada del todo y de rodillas sólo falta pasarle la guadaña que le corte, sin más, las criadillas. |
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