Como desde que Aznar suprimió el servicio militar nos hemos quedado sin soldados (y aprovecho para recordarle a Caamaño la juerga que se traía por aquellos tiempos la izmierda con la Objeción de Conciencia, en la que él no cree cuando es la de los demás), los militares, con razón, se quejan de que siempre son los mismos los que van a las guerras misiones de pazzzz.
Y como supongo que no envíen soldados de confesión musulmana (unos 2.500 o 3.000 según datos que he visto por ahí), griposos, destacados en Ministerios, Capitanías y Oficinas diversas, en la Guardia Real, en los Bomberos de zETApé, etc. etc., deben de quedar realmente muy pocos disponibles.
Y, claro, tiene que ser muy jodid* ser conductor de un BMR y tener que patrullar por la mañana en Kabul y por la tarde en Herat, salir pitando a toda leche para el Líbano para estar unos días vigilando que los Judíos no contraataquen cuando les agreden los de Hamas, y......¡vuelta a Kabul y Herat!. O ser de una unidad de esquiadores y tener que hibernar en el desierto afgano, en vez de hacerlo en los Pirineos (que es por donde nos invadirán los andorranos).
Vamos, que deben de quedar para defender Ceuta y Melilla, y contraatacar en Cataluña, más o menos un par de docenas (entre los que se encuentran muchos hispanoamericanos a los que España les importará una mierda y solo se han alistado para obtener la ciudadanía). Si calculamos que la Menestra es una pacifista empedernida, que no se les dota de material adecuado, y que si los matan se los recibe por la noche, a escondidas, no me extraña que se quejen.
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