| ¡Vale tío!:
Está el patio bien servido de polluelos gallináceos que entonan el pío, pío, y de gallinas locuaces, y de gallos consentidos que…, con sus quiquiriquíes, anuncian cada mañana "¡qué nos demos por jodidos!"
Quiquiriquí, dice el gallo. Quiquiriquí, la gallina, y al tercer quiquiriquí se levantan los vecinos, que ya están acostumbrados a tanto quiquiriquío.
De no ser por este canto, continuarían dormidos.
Y comienzan la jornada cada día, como siempre, sin malicia que los turbe ni temor a que el gobierno los coja desprevenidos, y el desgobierno, -qué sabe como tratar al gentío-, les canta unas serenatas, -al igual que se las cantan las sirenas al marino-, para mantener en coma a este pueblo adormecido. |
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