jueves, 20 de septiembre de 2012

España, ¿Qué más se puede pedir?

Estoy recién llegado de darme un garbeo por diversas partes de España y aún no me he repuesto de la impresión.

Te cuento: En ciudades catalogadas como "Monumentales" me ha sido imposible encontrar una oficina de Información Turística abierta para pedir un plano con la ubicación de los susodichos monumentos (da igual que sea por la mañana, que por la tarde, que sea un lunes, que sea un miércoles).

En los lugares donde veas un letrero que indique, por ejemplo, "Castillo de Matalascabrillas del Duque", ni se te ocurra ir. Castillo haberle, lo habrá, pero Matalascabrillas del Duque no aparece por ningún sitio (al menos en los primeros 20 kilómetros recorridos y antes que des media vuelta). Y si por casualidad ves a lo lejos Matalascabrillas del Duque, y un castillo en mitad del pueblo, casi seguro que te cuesta un güevo localizar el desvío para llegar a buen puerto (es un decir porque Matalascabrillas del Duque está en un secarral donde hace tres años que no llueve)

En fin, que no quiero cansarte ya que supongo que tu también haces tus escapadas de vez en cuando y sabes de qué va la cosa.

Así que llega uno a casa con un cabreo de tres pares y, salvo la buena noticia sobre Carrillo, se encuentra que ha dimitido Espe, que seguimos bajandonos los pantalones ante los moromierdas, que el jodido cabritillo de RuGALcaba dice que el bajar las pensiones es una vieja pretensión de la derecha, y que un catalanufodo de Huesca, un tal Durán Lérida, dice que el Rey no reconoce la "diversidad", y te cabreas más.

En fin, que ante tanta gilipollez estoy pensando irme a un país que sea algo más serio: Senegal, por ejemplo.




Si fuesen sólo prepucios
lo que corta el sarraceno,

-aunque me resulte obsceno-,
como no son occipucios
podría darlo por bueno,

pero como son cabezas...
¡dejémonos de lindezas
y presentemos batalla,
qué ante semejantes piezas
el cristiano dé la talla!

No debemos achantarnos
ante el moro cruel y fiero
para poder acostarnos
sin rendirnos -ni privarnos-
del honor del caballero,

porque de no presentar
ante su alfanje la espada,
pronto habremos de probar
lo que ya probó en Granada
el rey moro y su mesnada.

No hay comentarios: