martes, 10 de mayo de 2011

"Todos los españoles lo conocemos,

y los que no lo conozcan, es que no son españoles"


Si bien, como él mismo ha confesado, de lo que más orgulloso se siente es de:
  • La Ley de Arrejunte mariconil (que ha servido para que los felices matrimonios, cuando se separan, sufran las presiones de Cerolo para que no lo hagan, pues le chafan los esfuerzos que hace en propaganda)
  • La Ley de Dependencia (que como no ha sido dotada económicamente, algunos recibirán ayuda cuando ya hayan muerto)
  • La Ley de Memoria Histórica (que nos ha permitido interesarnos por el tema y averiguar que su fusilado abuelo fue un traidor en ambos bandos contendientes)
Pero por lo que deberá ser perseguirdo hasta los parajes más recónditos de León, será por haberse cargado la Unidad de España con el Estatuto de Cacaluña, y por legalizar a terroristas. Ambas dos fechorías cometidas con la colaboración de los "progres" del Tribunal Prostitucional (votos particulares de los "no progres", aquí).
Todo, eso si, ante la más absoluta indiferencia de Juanca que anda (y nadie sabe si de forma oficial, o privada) zascandileando en un país enemigo de España.
PD.- En otra ocasión hablaré del PP, que ante una traición a España, con la entrada de terroristas en las Instituciones, no puede aceptar una pancarta que diga "Ante la traición a España, ETA fuera de las instituciones"

Uno a uno van cayendo
los pilares del Estado
y es porque el gobierno, entiendo,
lo tenía planeado.

Tanta mierda estamos viendo
y es tal el desaguisado
que aunque no quiera, comprendo,
al ver tanto conjurado,
que zETA siga mintiendo
mientras azuza al ganado,
a pesar del dividendo
negativo generado.

Y seguirá repartiendo
el odio que ha acumulado,
-entre aplausos y sonriendo
al abuelo fusilado-,
hasta que termine viendo,
-porque así se lo ha jurado-,
a la derecha: corriendo,
y al futuro: bien atado.


Vaciando la Constitución
Mario Conde
La Gaceta, ed. impresa, domingo 8 Mayo 2011
Dicen que la decisión de legalizar a Bildu adoptada por el Tribunal Constitucional es una "victoria progresista". Hace ya tiempo que no presto atención a las etiquetas porque prefiero concentrarme en las ideas. Pero esta definición quizás contribuya a aclarar el verdadero alcance de ese término. Si esa sentencia es "progresista", significaría que el "progreso" equivale a evidenciar la destrucción del orden jurídico al laminar una sentencia del Tribunal Supremo, máxima instancia judicial, por un órgano de sustancia política. No es la primera vez que sucede, desde luego, pero creo que es la más importante. Progresista sería, entonces, permitir que unas personas que según el Supremo se encuentran vinculadas, de alguna manera, con el terrorismo etarra accedan a posiciones oficiales dentro de las instituciones del Estado que tratan de demoler. Progresista sería evidenciar que un partido político, el PNV, está dispuesto a cambiar apoyos a una Ley de Presupuestos por una sentencia -así llamada- que legitime esa inclusión de quienes se dice vinculados a una organización terrorista en asientos de la organización estatal, y otro partido, el PSOE, acepta el intercambio. Progresista sería, entonces, poner de manifiesto que el Poder Judicial es sólo una terminal del poder político en su vertiente más obscena. Progresista sería, entonces, ejecutar ante la sociedad española una comedia con actores políticos y judiciales tendentes a conseguir un resultado apetecido en lo político a base de sacrificar la confianza en lo judicial.

Es verdad que nuestra Constitución nació vieja. Fueron momentos difíciles en los que elaborar un texto destinado a ordenar nuestra convivencia no resultaba tarea fácil. Lo entiendo y así lo escribí hace ya muchos años. Se impone un cambio para mejorarla a la vista de la experiencia de estos años. Pero con la sentencia de Bildu, el Tribunal Constitucional ha dejado a una buena parte de esa vieja Constitución prácticamente sin contenido.

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