Era un personaje muy querido por todos, y al que los santanderinos, todos, considerábamos como de la familia.
Me uno al dolor de los santanderinos, entre los que se encuentran Guillermo y Draco, que sienten su marcha: Vayan por él estos versos:
Amasa el pan, panadero,
lo que hiciste aquí en la tierra sigue haciéndolo en el cielo para seguir complaciendo a Jesús el Nazareno. En Santander, las campanas, hoy están tocando a duelo porque se les fue volando el alma de un hombre bueno y en llegando al Sardinero, en total recogimiento, las olas, que fueron suyas, esparcen su espuma al viento. |
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