Si no se ha producido algún cambio*, cosa muy improbable con este Gobierno de prepotentes masones, a partir de hoy se consumará la barbaridad de poder adquirir libremente, y sin receta, la píldora del día después.
Dicho lo cual, no aconsejaré nunca a ninguna mujer (ni aunque se tratase de unas fans de Polla dura no cree en Dios) que la tome. Y menos sin supervisión médica.
Al contrario, las recordaré lo que he dicho en varias ocasiones, que:
* esta entrada está confeccionada con anterioridad, y programada para su publicación hoy.
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