Hay que respetar a las Instituciones

Mantra repetido hasta la saciedad por la casta política de los diversos pelajes existentes y que cada cierto tiempo se pone en boga.

Así que, ¡A respetar se ha dicho, que coño!.

Por cierto, ¿El Tribunal Supremo es una Institución? En caso afirmativo ¿a cual respeto?: 

¿Al que estableció la doctrina Parot o al  que reniega de la doctrina Parot?

Cuando se aclaren que me lo digan porque yo, que soy lego en la materia, no es que la Justicia me parezca un cachondeo, es que creo que esos cornípedos de jueces se están riendo de mí.

Y, claro, si ellos empiezan tocando los aparatos amatorios, lo que a mi me  apetece es acabar poniéndolos mirando p'a Cuenca.

Y ni respeto, ni leches. Y si les duele, que de jod*n. 

España está derrotada y la población j*dida por una ley desgraciada que nos amarga la vida. Los que matan van de fiesta, los muertos, de funeral. Esto señores apesta, algo hay que huele mal. El criminal en la calle, ¿y las víctimas?: calladas, esperando que un juez falle en contra de estas pifiadas. Entre tanto el ciudadano cansado de tanta historia pide dejar de su mano la limpieza de esta escoria. Y es posible que muy pronto si alguien no pone remedio la sociedad escaldada, -a lo loco y a lo tonto-, coja el camino de en medio.

Atentos los tribunales Para que no se descentren se han aflojado del vientre y han apagado sus males. Han abierto ventanales  Y puertas de las prisiones Y demostrando cojones  Han liberado asesinos. ¡Ojala que su destino no atienda, firme, a razones! ¡Ojala y sin condiciones cuando salgan a la calle no encuentren a quien acalle a quien sufre sus acciones! Puesto que no hay más baldones ni oprobios en esta tierra que jugar a paz y guerra con asesinos confesos, y pues, llamar juez a eso es circunstancia que aterra.