Si hombre, Paco, el de Alicatados Paco, S.L. (lo cité en la nota al pie de esta entrada).
Bueno, pues ya le ha "visitado" el rumano.
Como la historia es totalmente verídica y conozco personalmente al tal Paco, me apetece hacer un par, o tres, comentarios al respective:
- Las leches que se ha llevado el susodicho Paco (en presencia de niños pequeños, cosa que debería estar prohibida), le están muy bien empleadas porque cuando las cosas le iban bien, en vez de pagar a sus proveedores y a sus empleados, los dineros se los gastó en fines de semana con marranucas en hoteles de 5 estrellas, whiskies, habanos, y choteos varios.
- El rumano debería ser expulsarlo de país en compañía de toda su puñetera parentela: Su mujer, que lleva 15 años pidiendo en la puerta del mismo supermercado, su hija, que lleva otros tantos en el de al lado, y a su nieta, que lleva el mismo camino (los hijos y los nietos no se sabe donde están y nadie los ha visto, aunque todo el mundo tiene media idea de donde pueden estar).
- Los empleados -de seguir mi consejo- deberían aprovecharse, y con la a disculpa del rumano, rematarlo. Si cuando las cosas iban bien ya les pagaba mal y tarde, ahora ni mal ni tarde hasta que no quede en paz con Rumanía (parece que tienen reparos morales, pero ya se convencerán por ellos mismos de que yo llevo razón). Mientras tanto se las tendrán que valer por su cuenta para llevar comida a sus hijos (que no para darles lujos, que quede claro).
No voy a dar el nombre verídico de Paco, ni el de los empleados (a los que conozco), ni el del rumano (al que no conozco), pero puedo dar nombres de algunos de los h.p. que nos han llevado a estas situaciones.
Pero a esos, también tú los conoces.
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