VIII ANIVERSARIO DEL ASESINATO DE MIGUEL ÁNGEL BLANCO:
Algo más que un recuerdo
Bilbao, 12 de julio de 2005. Hoy hace ocho años que Miguel Ángel Blanco fue asesinado. En esos tristes días la totalidad de las fuerzas políticas y los ciudadanos demócratas nos negamos a claudicar ante los terroristas. Tomamos la determinación de no hacer ninguna concesión, ni penitenciaria ni de otro tipo, a cambio de la liberación de Miguel Ángel. ETA le arrebató la vida. ETA fue la única culpable del crimen.
El FORO ERMUA quiere transmitir su afecto a la familia de Miguel Ángel Blanco en este octavo aniversario de su muerte. Y pide a todos los vascos y a los demás españoles que, en honor al propio asesinado recuerden esos días cruciales. Tenemos que recordar cuál es la esencia de ETA y de su brazo político. Y también cuál es el fundamento, desde los principios cívicos, de la unidad democrática en la lucha antiterrorista que tan positivos resultados nos ha dado. Estamos ante un asunto suficientemente serio, doloroso y grave como para permitirnos olvidar el pasado y no aprender de la experiencia.
Tras el asesinato de Miguel Ángel se impuso un grito unánime contra ETA y su brazo político, por aquél entonces Herri Batasuna. Los partidos de la Mesa de Ajuria Enea declararon la inviabilidad formal y definitiva de cualquier posibilidad de diálogo. Los medios de comunicación y la sociedad en general apostaron por un aislamiento sin vuelta atrás de los cómplices de ETA.
Esa unidad desde la firmeza pudo haber derrotado a ETA. Pero quienes desde el nacionalismo siempre están prestos a perdonar a los asesinos, acercarse a ellos, exculparlos, justificarlos o beneficiarse de sus acciones, sólo unos meses después de declarar muerto el diálogo, de hacer público su compromiso para aislar a los terroristas y sus cómplices, firmaron un pacto secreto con ETA (agosto de 1998) en el que se comprometían a romper con las fuerzas democráticas y con la Constitución, para construir de la mano de los asesinos de Miguel Ángel la mítica Euskalherria que tanta sangre, muerte y dolor nos ha costado ya a Euskadi y al resto de España.
El PNV y EA pronto olvidaron las promesas hechas tras el brutal asesinato. Mintieron y negaron el pacto con ETA, engañaron a la sociedad, incumplieron su palabra y traicionaron a los demócratas en un asunto de importancia vital, lo que supuso el final del Pacto de Ajuria Enea. Pero esta claudicación del nacionalismo gobernante no impidió que los grandes partidos de ámbito nacional, acompañados en su iniciativa de multitud de instituciones y asociaciones cívicas, perseveraran en la política de firmeza contra ETA y su entorno. Del discurso político se eliminó cualquier apelación, por matizada que fuera, al diálogo con los terroristas y, por el contrario, se apeló constantemente a la derrota de ETA desde la contundencia del Estado de Derecho. Para que los españoles nos veamos libres del crimen y para acabar con la amenaza fascista que coarta todos los días la libertad ciudadana en el País Vasco es necesario persistir en esa estrategia. ETA ya pretendió engañarnos con una falsa tregua. No podemos volver a tropezar en el mismo error. No se puede dar ninguna esperanza a los terroristas. No podemos olvidar nuestros firmes propósitos tras ver el rostro real y auténtico de ETA en los días de dolor y rabia de julio del 97. Hay que recuperar el valor democrático, la confianza en la derrota de ETA exclusivamente desde la acción del Estado de Derecho, sin atajos, sin cesiones. Es necesario recuperar la determinación que nos embargó ante el asesinato de Miguel Ángel y eliminar del horizonte político cualquier posibilidad de diálogo con los asesinos.
Por su interés se reproducen a continuación algunas declaraciones y noticias publicadas en esos días de 1997.
Bilbao, 12 de julio de 2005. Hoy hace ocho años que Miguel Ángel Blanco fue asesinado. En esos tristes días la totalidad de las fuerzas políticas y los ciudadanos demócratas nos negamos a claudicar ante los terroristas. Tomamos la determinación de no hacer ninguna concesión, ni penitenciaria ni de otro tipo, a cambio de la liberación de Miguel Ángel. ETA le arrebató la vida. ETA fue la única culpable del crimen.
El FORO ERMUA quiere transmitir su afecto a la familia de Miguel Ángel Blanco en este octavo aniversario de su muerte. Y pide a todos los vascos y a los demás españoles que, en honor al propio asesinado recuerden esos días cruciales. Tenemos que recordar cuál es la esencia de ETA y de su brazo político. Y también cuál es el fundamento, desde los principios cívicos, de la unidad democrática en la lucha antiterrorista que tan positivos resultados nos ha dado. Estamos ante un asunto suficientemente serio, doloroso y grave como para permitirnos olvidar el pasado y no aprender de la experiencia.
Tras el asesinato de Miguel Ángel se impuso un grito unánime contra ETA y su brazo político, por aquél entonces Herri Batasuna. Los partidos de la Mesa de Ajuria Enea declararon la inviabilidad formal y definitiva de cualquier posibilidad de diálogo. Los medios de comunicación y la sociedad en general apostaron por un aislamiento sin vuelta atrás de los cómplices de ETA.
Esa unidad desde la firmeza pudo haber derrotado a ETA. Pero quienes desde el nacionalismo siempre están prestos a perdonar a los asesinos, acercarse a ellos, exculparlos, justificarlos o beneficiarse de sus acciones, sólo unos meses después de declarar muerto el diálogo, de hacer público su compromiso para aislar a los terroristas y sus cómplices, firmaron un pacto secreto con ETA (agosto de 1998) en el que se comprometían a romper con las fuerzas democráticas y con la Constitución, para construir de la mano de los asesinos de Miguel Ángel la mítica Euskalherria que tanta sangre, muerte y dolor nos ha costado ya a Euskadi y al resto de España.
El PNV y EA pronto olvidaron las promesas hechas tras el brutal asesinato. Mintieron y negaron el pacto con ETA, engañaron a la sociedad, incumplieron su palabra y traicionaron a los demócratas en un asunto de importancia vital, lo que supuso el final del Pacto de Ajuria Enea. Pero esta claudicación del nacionalismo gobernante no impidió que los grandes partidos de ámbito nacional, acompañados en su iniciativa de multitud de instituciones y asociaciones cívicas, perseveraran en la política de firmeza contra ETA y su entorno. Del discurso político se eliminó cualquier apelación, por matizada que fuera, al diálogo con los terroristas y, por el contrario, se apeló constantemente a la derrota de ETA desde la contundencia del Estado de Derecho. Para que los españoles nos veamos libres del crimen y para acabar con la amenaza fascista que coarta todos los días la libertad ciudadana en el País Vasco es necesario persistir en esa estrategia. ETA ya pretendió engañarnos con una falsa tregua. No podemos volver a tropezar en el mismo error. No se puede dar ninguna esperanza a los terroristas. No podemos olvidar nuestros firmes propósitos tras ver el rostro real y auténtico de ETA en los días de dolor y rabia de julio del 97. Hay que recuperar el valor democrático, la confianza en la derrota de ETA exclusivamente desde la acción del Estado de Derecho, sin atajos, sin cesiones. Es necesario recuperar la determinación que nos embargó ante el asesinato de Miguel Ángel y eliminar del horizonte político cualquier posibilidad de diálogo con los asesinos.
Por su interés se reproducen a continuación algunas declaraciones y noticias publicadas en esos días de 1997.
El Mundo; 13 de julio de 1997
“ESTALLA LA INDIGNACION NACIONAL AL APARECER MIGUEL ANGEL BLANCO, MANIATADO, CON DOS TIROS EN LA CABEZA. El pueblo maldice a ETA.
ETA cumplió puntualmente su siniestra palabra. Pocos minutos después de agotarse el plazo del ultimátum planteado al Gobierno, un activista de la organización descerrajó dos disparos en la cabeza del concejal del PP en Ermua Miguel Angel Blanco Garrido, dejándole en estado de muerte cerebral. […] El desgraciado desenlace del último secuestro de la organización terrorista motivó una espectacular reacción de repulsa tanto en ámbitos políticos como en la ciudadanía…”
El PAÍS; 13 de julio de 1997
Los pistoleros de ETA ejecutaron ayer la terrible amenaza que pendía sobre la vida del concejal del PP de Ermua (Vizcaya) Miguel Ángel Blanco, de 29 años, sin importarles el clamor ciudadano por su liberación. El ultimátum vencía a las cuatro de la tarde. Media hora después, ETA dejaba tirado a su rehén en Lasarte (Guipúzcoa), con dos disparos en la cabeza y maniatado. Tras 12 horas de agonía en coma irreversible, el edil vizcaíno moría pasadas las 4.30 de la madrugada de hoy. ETA hizo oídos sordos a la mayor movilización que se haya registrado nunca en España contra una acción terrorista”
El Mundo; 14 de julio de 1997
“El Pacto de Ajuria Enea culpa del asesinato a la dirección de HB
'No podremos actuar conjuntamente en la defensa de ninguna causa con quienes se han hecho cómplices de tan abominable asesinato'
El País; 14 de julio de 1997
“El pueblo y los partidos marcan a HB como cómplice de ETA.
La Mesa de Ajuria Enea dice que la dictadura de ETA es peor que la de Franco.- Decenas de miles de vascos se manifiestan ante las sedes de HB.”
Declaración de la Mesa de Ajuria Enea; 13 de julio de 1997
“…A raíz de este vil asesinato, ETA está hoy más sola que nunca. Se ha situado fuera de este Pueblo y en contra de este Pueblo. Si ayer no se la quería, hoy se la aborrece. ETA ha dado un golpe de muerte a nuestros deseos de diálogo y reconciliación. No sabemos si seremos capaces de recuperarnos.
Pero, abandonada del Pueblo, ETA sigue teniendo cómplices entre nosotros. Menos que ayer, sin duda, pero todavía demasiados. Hoy queremos denunciarlos. Se llaman Herri Batasuna. Todos hemos escuchado estos días su clamoroso silencio. No podemos no considerarlos cómplices de este vil asesinato. Y así lo denunciamos. […]
Que lo tengan en cuenta sus seguidores. Su apoyo y su silencio les hacen cómplices también a ellos. Les ha llegado la hora de tomar decisiones. Este Pueblo las exige. Las necesita. No puede creer que esté conviviendo con tanta gente a la que este vil asesinato no le provoque una palabra de protesta, un gesto de compasión, un grito de condena.
Quedamos, por tanto, a la espera y procederemos en consecuencia. No podremos actuar conjuntamente en la defensa de ninguna causa, por legítima que en sí sea, con quienes, con su palabra de apoyo o su silencio cobarde, se han hecho cómplices de tan abominable asesinato."
Editorial de El País; 14 de julio de 1997
Hoy se trata de volver a trazar la frontera esencial de una democracia: a un lado, quienes defienden la libertad, la legalidad y el diálogo como normas de convivencia; al otro, completamente aislados, los partidarios del terror, de los campos de concentración y del tiro en la nuca. Con la convicción, ganada en las últimas jornadas, de que la inmensa mayoría de los ciudadanos está en el primer bando, y, no de forma pasiva o resignada, sino con la firme decisión de defender sus derechos en la calle, si es necesario. Estos ciudadanos son el único movimiento de liberación del País Vasco.
Para que esta unidad política sea efectiva, la condición más urgente es el abandono de veleidades conceptuales como la equidistancia, que intenta explicar -e indirectamente comprender- el terrorismo como resultado de un Estado opresor o de la represión desatada históricamente contra Euskadi. Nada de farsas: la ambigüedad ha sido el veneno que ha anestesiado la comprensión de la realidad. Tales explicaciones son atractivas para sedicentes intelectuales alérgicos a la reflexión, porque preservan su comodidad y buena conciencia; pero son clichés polvorientos de la banda terrorista rescatados del sumidero de la historia por la perturbación política de los ideólogos de HB. Nada de eso puede sostenerse hoy sin ignominia: ETA sólo sabe poner cadáveres encima de la mesa. Frente a este hecho no hay componendas […] La declaración leída ayer por el lehendakari Ardanza debe entenderse sobre todo como una ruptura definitiva y total con HB. No hay marcha atrás. La nitidez de sus palabras no deja lugar a interpretaciones equívocas
[…] que se encuentre y se juzgue, con todo el rigor de la ley, a quien apretó el gatillo contra Miguel Ángel Blanco y a quienes dieron las órdenes. Los asesinos deben estar en la cárcel.”
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