Entre los últimos, don Pedro Muñoz-Seca, ejemplar padre de
familia, con nueve hijos compartidos con su mujer, doña Asunción Ariza, genial
comediógrafo, Doctor en Derecho y Filosofía y Letras, funcionario del
Ministerio de Hacienda, autor de ‘La Venganza de Don Mendo’ y 190 comedias más,
cristiano profundo, católico practicante, y condenado a muerte por su amor a España
y su lealtad a la Corona.
No le dieron la oportunidad de ser franquista, porque lo
fusilaron cuando el franquismo, como tal, no existía.
En julio de 1936, estrenó en el Poliorama de Barcelona su
penúltima comedia “La Tonta del Rizo”.
Con posterioridad a su muerte, ya finalizada la Guerra
Civil, pocas semanas más tarde de la brutal y escalofriante acción de la
Aviación Republicana sobre la ciudad natal de S.E, Cabra, estrenó en Madrid “La
Pluma Verde”.
El 30 de julio, fue reconocido y detenido junto a su mujer
en la Plaza de Cataluña. La noticia de su detención, breve y concisa, deja
lugar a las dudas.
No se sabe si la detención se produjo a causa de su
condición de cristiano y monárquico, o por pasear por Barcelona sin chaqueta ni
corbata para aliviarse del calor.
El diario republicano La Libertad lo resume de esta manera:
“Pedro Muñoz-Seca, detenido en la Plaza de Cataluña cuando paseaba en mangas de
camisa, seguramente a causa del calor. El exjefe de Administración de Hacienda
ha sido trasladado a la Comisaría de Orden Público”.
De ahí, señora Vicepresidente y no vicepresidenta, fue
enviado escoltado por cuatro policías a Madrid. Se le permitió despedirse de su
mujer, su último abrazo, en el andén de la estación de Delicias.
De la estación, a la cárcel-checa de San Antón, donde
permaneció encarcelado hasta la madrugada del 28 de noviembre.
Se convirtió en un experto en la limpieza de las lentejas y
las alubias, que no componían el menú del día, sino el menú permanente.
Y escribió – y tengo el honor de ser su depositario-, tres
cartas y cincuenta postales a su mujer, en las que le pedía medicinas, ropa de
abrigo y ¡una bigotera!, porque sus largos bigotes habían perdido su hidalguía,
y las puntas se sumergían en la sopa del rancho.
Diariamente recorría todas las celdas comunes, ocupadas por
españoles inocentes, religiosos, militares, hijos de militares, y de toda
suerte de oficios y profesiones.
Sólo se le vió llorar la tarde en la que fue informado que
doce hijos de militares, entre los 11 y los 13 años, habían sido fusilados
junto a sus padres.
Quizá le convenga a V.E hacer un esfuerzo y figurarse la
imagen de aquella canallada.
Como V.E. sabe, la red de checas y las ejecuciones en Alcalá
de Henares, Paracuellos del Jarama y Ajalvir tuvieron como principal protagonista
a Mijail Koltsov, enviado de Stalin, al que tanto admira su compañero
vicepresidencial Pablo Iglesias.
Cumplida su terrible misión en España, Koltsov fue asesinado
en una purga estalinista.
Su mano derecha – e izquierda-, en España fueron Santiago
Carrillo, el criminal genocida comunista con calle a su nombre en Madrid y José
Cazorla, encargado por Carrillo de los “Traslados de presos”.
En la tarde del 27 de noviembre, don Pedro fue llamado por
el Director de la checa de San Antón.
Le hizo ver que sus esperanzas de supervivencia eran
escasas, y que sería “trasladado” en la mañana siguiente.
Así se lo comunicó a sus compañeros de presidio, los jóvenes
Cayetano Luca de Tena y Julián Cortés Cavanillas. A las 11 de la noche, se
encerró con su confesor, don Tomás Ruiz del Rey, que también sería víctima de
la matanza social-comunista.
Y escribió su última carta a su mujer, en la que intenta
aliviarla con lejanas esperanzas pero sin éxito por la contundencia de su
final. No se la transcribo a S.E. en su totalidad.
En principio le comunica el “traslado”, le reconoce que ha dejado una pequeñas deudas en la cárcel por compra de medicinas, que está muy bien, y que le encomienda explicar a sus hijos que todo lo hace por el bien de España y que procuren imitarlo.
“Siento proporcionarte el disgusto de esta separación, pero
si todos debemos sufrir por la salvación de España, y ésta es la parte que me
ha correspondido, benditos sean estos sufrimientos. Te escribo muy deprisa
porque me ha cogido la marcha un poco de sorpresa.
Adiós, vida mía. Muchos besos a los niños, cariño para
todos, y para ti, que siempre fuiste mi felicidad, todo el cariño de tu, Pedro.
28 de noviembre.
PD. Como comprenderás, voy muy bien preparado y limpio de
culpas”.
Periodista Digital
2 comentarios:
grande muy grande largo caballero
Sí, como para que le llamasen el Lenin español.
Un auténtico hp.
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