domingo, 21 de agosto de 2016

Revilla: Vete a casa, ya no molas


Como un cántabro tronante,
Revilla, el cantamañanas,
-hueco por dentro y por fuera-
se ha llenado la garganta
con los problemas que acosan
al bravo Reino de España:
que si pagos, que si déficit
o que si la Ley Mordaza.

Ha dicho el falangistoide
de camisa azul morada
que debían "sublevarse"
cual anchoas enlatadas
las regiones autonómicas
que se encuentran maltratadas
y entre ellas ha propuesto
la suya propia: Cantabria.
Señor mío, ¿de acá a cuándo
le han dado a usted mando en plaza
para repartir arengas
por donde le venga en gana?

Santoña, Noja, Laredo,
Altamira y Santillana,
Comillas, Torrelavega
San Vicente de la Barca,
Castro Urdiales y otras zonas
de la llamada Montaña... ,
se han sentido agradecidas,
pero también estafadas
por su actitud imponente,
teatrera y encarada.
Y es que están a rebosar
de salmonetes y ravas,
de cabrachos y de angulas,
de sobaos y quesadas
y gozan de playas rubias
y viven como Dios manda
sin necesidad precisa
de un hinchado salvapatrias.

¿Es que no eran oriundos
de las tierras cantabravas
Calderón, Lope, Quevedo,
Pereda, que las retrata,
Gerardo Diego, Cossío,
Concha Espina, tan preclara,
Hierro, Menéndez Pelayo
y otros tantos y otras tantas
que le dieron lustre y gloria
en las épocas pasadas
sin que nadie en sus cabales
les enseñara la pata?

Tome nota, Miguel Ángel,
y déjese de bravatas.
Sus gentes no necesitan
que el jefe les baile el agua
para ser unos señores
en madroñas o en albarcas;
solo quieren que les dejen
en sus prados a sus anchas
sinle varear al gobierno
como el tío de la vara.
Cállese un poquito al menos,
póngase a regalar latas.
Apuleyo Soto
Periodista Digital

4 comentarios:

Javier dijo...

Tiene razón D. Apuleyo: a este chico lo de dar la "lata" siempre se le dio muy bien.

Draco dijo...

Es un plasta al que ya tenemos todos más calado que calado.

Y un jeta.

Guillermo dijo...

QWue pecado habremos cometido para tener que aguantar a este mamon?

Draco dijo...

Buena pregunta porque no puede ser más que un castigo de Dios.