jueves, 3 de octubre de 2013

Se de uno que se va a echar las manos a la cabeza,

Pero es lo que hay y lo lamento mucho (es broma).

Y es que la semana pasada la casta política se portó como era de esperar, desplegando el fervorín victimista y condenando la "barbara agresión" a una sede catalanufa* ¿Recuerdas? Si, hombre si, "Energúmenos atacan la sede cultural de Cataluña en Madrid durante la Diada"

Bueno, pues me hoy entero que hay un comercio que está siendo agredido en Madrid y no he escuchado a nadie decir ni esta boca es mía.

Como doy por sentado que los agresores en este caso no son ultras de la extrema derecha si no más bien ultras de la iZmierda** (que son ecologistas~antitaurinos no se lo cree nadie, y de todos modos es igual, ecologistas~antitaurinos y rojos de mierd* son exactamente lo mismo) espero una contundente condena de todo bicho viviente.

Hago notar que si en la agresión a los catalanufos se empleo gas pimienta y hubo una niña afectada, en este caso hay una mujer y dos niñas (de 13 y 4 años) también afectadas por lo mismo: gas pimienta.

Y en este caso no es que estuviesen allí por casualidad, ni de visita,.....¡iban a por ellas!

Así que, y como ya se sabía que la iZmierda iba a desplegar toda la guerra sucia a su alcance para recuperar el Poder*** y antes que haya que recurrir a las tapias de los cementerios para ver quien tiene razón, creo que estas agresiones deberían ser severamente reprimidas.  



~EL PASEANTE~


Llevo algún tiempo en la ciudad.
Descanso.
Un infernal ruido de motores insiste en explicarme
que la ciudad no está hecha para el recuerdo,
y mucho menos para el descanso,
el recuerdo es cosa de la aldea
y el descanso cosa de gandules.

¡Bendita soledad la de la aldea
permanentemente paciente y silenciosa!

La ciudad es una gran máquina absurda
creada para abrir futuros sin memoria,
capaz de desprenderse de la historia
como si la historia fuese un sueño,
un sueño que no importa.

Así es la ciudad.

Yo vuelvo a ella con la vista puesta en el pasado,
y recorro los parques con la ilusión de ver al jardinero, con la mangarriega,
regando los jardines,
y al guardia de la porra persiguiendo al niño que rompió un farol con la pelota,
- romper un farol con la pelota es solo cuestión de puntería,
como meter un gol -
siempre creí que el guardia, en vez de aplaudir en la cara del niño,
debería premiarlo,
aunque solo fuera por lo del gol.
¡Cuántos buenos futbolistas salieron de esos centros que son los parques públicos!.

En mis tiempos,
además,
no había otra cosa para jugar al fútbol,
bueno,
sí,
podías ir a la plaza del carbón,
pero te ponías perdido,
estaba llena de agujeros para poder tropezar
y tropezabas.
Los parques eran otra cosa,
estaban mejor preparados y no tenían baches para poder caerte.
Cuando voy a la ciudad espero encontrarme con el vivo retrato de mi padre,
- muerto allá por el 62 -
pero no lo encuentro.
la ciudad cambió mucho desde entonces,
y como yo me estoy poquito a poco yendo,
pues noto mucho el cambio,
¿cómo voy a encontrarme entonces con el vivo retrato de mi padre?

La ciudad no es buena para recordar,
apenas queda un tramo de muralla,
un tramo de aquella muralla antigua que,
- al decir de los por entonces viejos -
habían construido nuestros antepasados para defenderse de los invasores
y que sirvió también,
más adelante,
de paredón furtivo
para llevar a cabo algún fusilamiento,

“por eso de mantener ligeramente viva la llama de lo justo”.

De momento no tengo interés en recordar más cosas y...,
me voy a la aldea,
me dijeron que allí es todo muy distinto
y la vida se ve de otra manera,
además,
los ruidos infernales de los motores,
propios de la ciudad,
y otros ruidos propios también de la ciudad,
no se oyen.
Allí solo se oyen los cantos de los pájaros
y,
tal como hicieron siempre,
mientras el arrebol de sus mejillas
denuncia claramente el ardiente candor de sus torpes miradas,

- todavía inocentes y en nada licenciosas -

en los pajares,
se siguen arrullando a escondidas y a solas,
las jóvenes parejas.


Violentos de salón y de la plaña
amigos de la farsa y el terror
son los “antifascistas” un horror
que viene circulando por España.

Gasean a mujeres como hazaña
y en el Pilar, procuran el dolor.
Con sus bombas parecen el roedor
más cutre y de más pútrida calaña.

Ya se que es vuestro único objetivo
que no encontremos defensor alguno, 
hasta que honor y justicia nos quitéis.

Pero mientras resista español vivo,
acordándonos del grito de Unamuno,
ni venceréis, ni ¡Por Dios! Convenceréis.




* Barbara por ser a una sede catalanufa y haber sido llevada a cabo por media docena de armarios de la derecha, si es en el Pilary por dos maricas de la iZmierda, ni es barbara ni  es nada, es posiblemente una broma de dos chicos que salen corriendo.

** Aquí no hago diferencia entre ultras de la extrema iZmierda e iZmierda a secas, ya que lo mismo me da, que me da lo mismo.

*** Y aunque era conocido y saberse, se sabía, lo de recurrir al naZismo se me hace algo excesivo.

5 comentarios:

Javier dijo...

Da ganas de irse a vivir a la aldea, allí nadie molesta a nadie y todo el mundo respeta a todo el mundo. Vaya esto que escribí hace algún tiempo en su reivindicación y memoria:


EL PASEANTE

Llevo algún tiempo en la ciudad.
Descanso.
Un infernal ruido de motores insiste en explicarme
que la ciudad no está hecha para el recuerdo,
y mucho menos para el descanso,
el recuerdo es cosa de la aldea
y el descanso cosa de gandules.

¡Bendita soledad la de la aldea
permanentemente paciente y silenciosa!

La ciudad es una gran máquina absurda
creada para abrir futuros sin memoria,
capaz de desprenderse de la historia
como si la historia fuese un sueño,
un sueño que no importa.

Así es la ciudad.

Yo vuelvo a ella con la vista puesta en el pasado,
y recorro los parques con la ilusión de ver al jardinero, con la mangarriega,
regando los jardines,
y al guardia de la porra persiguiendo al niño que rompió un farol con la pelota,
- romper un farol con la pelota es solo cuestión de puntería,
como meter un gol -
siempre creí que el guardia, en vez de aplaudir en la cara del niño,
debería premiarlo,
aunque solo fuera por lo del gol.
¡Cuántos buenos futbolistas salieron de esos centros que son los parques públicos!.

En mis tiempos,
además,
no había otra cosa para jugar al fútbol,
bueno,
sí,
podías ir a la plaza del carbón,
pero te ponías perdido,
estaba llena de agujeros para poder tropezar
y tropezabas.
Los parques eran otra cosa,
estaban mejor preparados y no tenían baches para poder caerte.
Cuando voy a la ciudad espero encontrarme con el vivo retrato de mi padre,
- muerto allá por el 62 -
pero no lo encuentro.
la ciudad cambió mucho desde entonces,
y como yo me estoy poquito a poco yendo,
pues noto mucho el cambio,
¿cómo voy a encontrarme entonces con el vivo retrato de mi padre?

La ciudad no es buena para recordar,
apenas queda un tramo de muralla,
un tramo de aquella muralla antigua que,
- al decir de los por entonces viejos -
habían construido nuestros antepasados para defenderse de los invasores
y que sirvió también,
más adelante,
de paredón furtivo
para llevar a cabo algún fusilamiento,

“por eso de mantener ligeramente viva la llama de lo justo”.

De momento no tengo interés en recordar más cosas y...,
me voy a la aldea,
me dijeron que allí es todo muy distinto
y la vida se ve de otra manera,
además,
los ruidos infernales de los motores,
propios de la ciudad,
y otros ruidos propios también de la ciudad,
no se oyen.
Allí solo se oyen los cantos de los pájaros
y,
tal como hicieron siempre,
mientras el arrebol de sus mejillas
denuncia claramente el ardiente candor de sus torpes miradas,

- todavía inocentes y en nada licenciosas -

en los pajares,
se siguen arrullando a escondidas y a solas,
las jóvenes parejas.


Un abrazo y… eso, yo me voy a la aldea porque en la ciudad cualquier barbaridad es posible y yo quiero vivir tranquilo.

Herejes sin Fronteras dijo...

Como lo prometido es deuda, ya escribí sobre esto el "el Tio Chafachorras return" con un soneto que le dejo a usted que es quien ha señalado primero a estos cabrones "antifascistas" (más bien antipersonas)

Un saludo

Violentos de salón y de la plaña
amigos de la farsa y el terror
son los “antifascistas” un horror
que viene circulando por España.

Gasean a mujeres como hazaña
y en el Pilar, procuran el dolor.
Con sus bombas parecen el roedor
más cutre y de más pútrida calaña.

Ya se que es vuestro único objetivo
que no encontremos defensor alguno,
hasta que honor y justicia nos quitéis.

Pero mientras resista español vivo,
acordándonos del grito de Unamuno,
ni venceréis, ni ¡Por Dios! Convenceréis

Draco dijo...

Es lo que habrá que hacer, amigo Javier.

Si es que nos dejan aldeas y no se las "fuman". Ya me entiendes.

Draco dijo...

¿Qué yo que?

A estos cabrones antifascistas lo señala todo el mundo desde hace la torta de años.

Otra cosa es que pocos "fachas" como yo nos atrevamos a decirlo (no a escribirlo, a decirlo ya que yo lo digo en cuanta ocasiones tengo. Recuerdo una muy buena en una sede de CC.OO, pero esa es otra historia).

Draco dijo...

Quique:

El enlace que me envías indica que no se puede abrir, y de todos modos no estoy en facebook (o como se diga).

Me ha parecido que es algo entre privados que no tienen nada que ver con este blog.